Amados Arcángeles
que disfrutáis de la grandeza
junto a Dios Nuestro Señor
desde el principio de los tiempos:
Vosotros sois
la grandiosidad que se extrema
en la presencia universal,
los coros celestiales delatados en imagen.
Sois las sublimes espaldas sosteniendo
la carga acústica del sonido de Dios.
Conformáis el espacio donado
por Dios, Nuestro Padre Celestial,
para la hora del entendimiento
logrado en nuestras almas.
Oración, mandato, protección, amparo,
Arcángeles del cielo,
que vuestro gobierno de a mi vida
el sabio sentir del ser de Dios.
Sed siempre mi camino y mi guía
para recorrer el camino de la vida
sin alejarme jamás
del los preceptos y el amor
que Dios nos ha dado a los hombres.
Sed mi protección y alegría
en los momentos de dolor y desolación.
Pero por encima de todo,
sed siempre mis fieles compañeros,
los amigos, tutores y maestros
que un día me conducirán
ante la presencia de Dios,
para que yo pueda tener
los mejores abogados
que defiendan mi causa y salvación.
Amén.
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