Bienaventurado San Dimas,
llamado el Buen Ladrón,
porque eres el único santo penitente
que ha sido canonizado por el mismo Jesucristo.
Tú que en el mismo día de tu muerte
recibiste la certeza de tener un sitio
en el cielo junto a Jesús,
por esa confesión sincera,
llena de arrepentimiento
que desde ese confesionario abierto,
que es la cruz,
hiciste en el tribunal del Calvario,
mientras permanecías junto a Él,
esperando la muerte.
Tú que antes de que el centurión
lo atravesara con su lanza,
con tu acto de arrepentimiento y de amor
has abierto el Corazón de Jesús
a la misericordia y al perdón.
Tú que para darle una palabra de aliento,
en su suprema agonía,
has tenido tu cabeza más cerca de Él,
que la de su querida madre.
Te ruego que utilices tu poderosa influencia,
para que pueda recuperar
las pertenencias que me han sido robados:
(Decir el los objetos o cosas robadas)
Te suplico que ablandes el corazón
de la persona que me robó,
para que aunque sea de manera anónima,
me restablezca mis propiedades,
porque son de gran valor para mi,
y me son de gran necesidad.
San Dimas, Buen ladrón arrepentido,
en tus manos deposito mi causa,
pues sé que tu conseguirás darle
una resolución feliz, y,
recobraré mis pertenencias
en la mayor brevedad posible.
Amén.
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