Santo Niño del Remedio,
dulcísimo y venerado
a ti recurro siempre
en todas mis aflicciones,
con espíritu confiado.
Santo Niño del Remedio,
dulce emblema de ternura,
encanto del alma mía,
mi niñito, mi ventura.
Tu que siempre me escuchas,
querido y bendito niño,
soluciona mis problemas,
dale un respiro a mi alma.
Mi necesidad es urgente,
pues no encuentro solución,
y por mucho que lo intento,
ya me duele el corazón.
Atiende mi petición,
santo y bendito Niño,
consuélame en mis penas,
y dame tu bendición.
Hacer la petición
mejor los días trece del mes
y rezar tres Padrenuestros.
Santo Niño del Remedio,
me entrego a tu poder.
Confío en tu sabiduría.
Me abandono a tu misericordia.
Hijo de Dios, Tú bien puedes socorrerme.
Niño del Remedio Divino:
Tengo mil dificultades:
ayúdame.
De los enemigos del alma:
sálvame.
En mis desaciertos:
ilumíname.
En mis dudas y penas:
confórtame.
En mis soledades:
Acompáñame.
En mis enfermedades:
fortaléceme.
Cuando me desprecien:
anímame.
En las tentaciones:
defiéndeme.
En las horas difíciles:
consuélame.
Con tu corazón paternal:
ámame.
Con tu inmenso poder:
protégeme.
Y en tus brazos al expirar:
recíbeme.
Amén.
El Santo niño del Remedio es muy milagroso.
Su imagen es una de las más veneradas por la inmensa cantidad de favores y gracias concedidos.
Su fiesta se celebra el 13 de enero
y los días trece de cada mes, en Madrid,
cientos de devotos acuden a besar su pie,
rezarle piadosamente y con muchísima fe,
hacerle todo tipo de peticiones
para que remedie urgente sus necesidades,
males y aflicciones, y a solicitar su protección.
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